miércoles, 24 de febrero de 2010

El día cuando en mi cabeza algo hizo click.


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Juan Papelito debía estar cerca de los dos años, disfrutaba enormemente que lo llevara conmigo a todas partes. Ese día nos fuimos al supermercado , terminamos nuestras compras, llegamos al auto y del carrito de mercar lo pase a su silla de bebe sin ponerle el cinturón (gran descuido de mi parte), inconsciente de ello lo deje solo mientras guardaba los paquetes en el baúl, luego me aleje hasta la entrada del lugar para dejar el carrito vacío; venia ya de regreso, me separaban del auto unos ocho metros de distancia desde donde, con el corazón comprimido, vi a Juan, se había bajado de la silla, había salido del auto y estaba agachado recogiendo algo del suelo del parqueadero , al mismo tiempo venia una camioneta cuatro por cuatro dando la vuelta a una velocidad irresponsable. Salí corriendo más allá de mi cuerpo y salte como si tuviera una suerte de alas repentinas hasta empujar - apenitas- a mi pequeño fuera del alcance del vehículo. Quedé debajo con las llantas respirándome en la nuca. El llanto de Juan tomado por sorpresa, devolvió el sonido a la escena, el conductor se bajo con los ojos desorbitados y las dos manos sobre la cabeza, aterrado ayudo a levantarme. yo estaba bien, con las rodillas raspadas pero bien, mi pequeño estaba ileso, el tipo no salía de su asombro lo único que atino a decirme fue : Señora, le juro que no lo había visto, estaba agachado, es chiquito…” yo le dije “tranquilo, no paso nada, pero usted venia muy rápido!

Mientras conducía le daba miraditas a mi hijo por el retrovisor, iba tranquilo mirando por la ventana, a salvo. En ese momento dimensione lo que era ser mama. Y en mi cabeza algo hizo ¡click!

¿Qué hacer ante un niño que se va a hacer daño? Pues instintivamente uno comienza a gritar como un loco: “EL NIÑO, EL NIÑO, EL NIÑOOOoooo” a ver si aparece la mamá o el papá para que lo levante, o que lo saque de la piscina o de la boca del lobo, …Cuando emerge la persona que pone por delante la vida propia para poner a salvo al pequeño te das cuenta que es su mama. Eso hice yo. Luego me reía, debió parecer mas una escena de duro de matar o de mujer maravilla… solo que yo no soy ningún súper héroe, no poseo ningún poder, solo la fuerza de ese amor infinito que uno siente por los hijos.